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Venciendo Limitaciones – No limites la vision

Vivimos en tiempos donde los sueños parecen imposibles y la visión que Dios ha puesto en nosotras parece demasiado grande para nuestras capacidades. Hoy te invito a que escribas en grande: NO LIMITES LA VISIÓN. No la limites por tu nombre, tu historia o tus circunstancias. No limites la visión de Dios.

Muchas veces, cuando Dios nos revela una visión, lo primero que hacemos es preguntarnos cómo lo lograremos. En ese momento empezamos a restringir lo que Dios puso en nuestro interior. Pero ahora es necesario cambiar de perspectiva. Si el sueño viene de Dios, no necesitas saber cómo ocurrirá; solo debes creer y actuar con diligencia.

Dios se encargará de los recursos, las conexiones y las puertas abiertas. Tu parte es caminar con fe. El problema es que hemos intentado calcular si tenemos tiempo, capacidad y recursos, y así limitamos lo ilimitado. Pero Dios nunca te pidió un análisis lógico. Él solo pide obediencia, fe y acción.

Cuando la visión de Dios no encaja en tus limitaciones

Muchas veces tratamos de ajustar la visión de Dios a nuestros propios límites. Medimos el sueño divino con nuestras habilidades humanas. Pero recuerda: Dios no te dio la visión para que la acomodaras a tu comodidad. Te la dio para que dependieras totalmente de Él.

En Génesis 15, Dios saca a Abraham de su tienda y le dice: “Mira ahora los cielos y cuenta las estrellas, si puedes… Así será tu descendencia.” Dios lo saca de su encierro, de sus cuatro paredes, de su limitación visual, y lo pone en un lugar para soñar en grande.

De la misma forma, Dios quiere sacarte a ti de tu encierro mental, emocional y espiritual. Quiere que mires hacia arriba, donde no hay límites. Mientras trates de entender con tu lógica humana lo que Dios ya estableció en lo eterno, seguirás frustrada.

No te enfoques en el fruto limitado, enfócate en el jardín abundante

En el Edén, Eva fue tentada por el enemigo. Tenía acceso a todo un jardín, a una abundancia sin límites, pero el enemigo la hizo fijarse en un solo fruto. ¡Qué estrategia tan sutil! Y sigue usándola con nosotras.

El enemigo buscará reducir tu visión a una sola situación, necesidad o pérdida. Pero tú debes levantar la cabeza y recordar: no estás limitada. Tienes acceso a una herencia celestial, a recursos divinos, a una visión eterna. Cuentas con el respaldo de un Padre que no falla.

Rompe con el conformismo y la queja

Este no es un mensaje motivacional. Es una palabra profética para mujeres cansadas de estar estancadas. Mujeres listas para dejar de justificarse y empezar a vivir el diseño original de Dios.

Cada día decides: ¿seguirás en la queja o abrazarás la visión? ¿Seguirás creyendo las mentiras del enemigo o te alinearás con la verdad del cielo? La visión de Dios no puede limitarse por tu calendario, tu cuenta bancaria ni tu currículum. Es más grande que todo eso.

Crea el plan alrededor de la visión, no al revés

Dios te dice hoy: no te sientes a pensar si puedes o no. Crea el plan según la visión. Si la visión viene de Dios, Él traerá provisión y dirección. Tu responsabilidad es crear estructura, prepararte, hacer llamadas, tocar puertas, presentarte y decir: “¡Aquí estoy!”

No esperes a tener todo resuelto para actuar. La fe no es pasiva, es acción. Y en esa acción, el cielo se mueve. Deja de sabotear lo que Dios puso en ti. Deja de estar en alianza con las mentiras del enemigo.

Colócate en el lugar de creer.

No necesitas más tiempo, dinero ni talento. Lo que realmente necesitas es creer. La diferencia entre quien logra su visión y quien se queda quejándose está en la fe. Abraham creyó en Jehová, y eso le fue contado como justicia.

Levanta la mirada. Mira hacia arriba. Enfoca de nuevo tu visión. Deja de compararte con los demás, de lamentarte por el pasado y de criticarte a ti mismo. Mira hacia arriba.

Como dice el salmista: “Levantaré mis ojos a los montes, ¿de dónde vendrá mi ayuda? Mi ayuda viene de Jehová, que hizo el cielo y la tierra.”

El cielo no es el límite.

Una vez dije: “El cielo no es el límite; es solo un escalón hacia la grandeza que Dios tiene preparada para sus hijos.” No trates de meter la visión de Dios en una caja humana, porque no cabe. Su sueño para tu vida es tan grande que tendrás que crecer para sostenerlo.

Él no te envió para que entiendas todo, sino para que obedezcas. Así que en lugar de decir “no tengo tiempo, recursos ni capacidad”, di: “Señor, esta es tu visión. La abrazo, la sigo, la creo.”

Toca la puerta, haz la llamada, provoca el cambio.

Haz tu parte. Activa tu fe. Empieza a crear el plan. Llama a quien te da miedo llamar. Toca esa puerta que parece imposible. Dios ya hizo su parte, ahora te toca a ti hacer la tuya.

No permitas que la visión muera en ti por miedo, inseguridad o comodidad. No limites la visión a lo que ves hoy. Dios ya preparó lo que viene.

Entonces te pregunto: ¿estás listo para vencer toda limitación?

Declara conmigo: “Decido vencer toda limitación. Renuncio a toda excusa, queja y pensamiento que me dice que no puedo. Me alineo con el cielo, abrazo la visión de Dios, camino por fe y no por vista. Y aunque mis ojos no lo vean hoy, mi fe ya lo ha conquistado.”

No limites la visión. Vive, sueña y camina como hijo del Rey. Porque el cielo no es el límite, es solo el comienzo.

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