Mientras admiro detenidamente esta imagen, no puedo evitar observar cuán hermoso es poder ver desde la perspectiva de que “todo es hecho nuevo”.
En el camino habrá momentos, escenarios e instantes que nos podrían hacer sentir que lo hemos perdido todo. A veces, para algunos, la expresión más cercana a cómo se sienten sería “me siento destruida”, “lo he perdido todo” o “ya en mí no existe posibilidad de nada”. Estas son expresiones que florecen desde el lugar de la condición humana. Se mantienen vivas porque es más fácil ceder a una mentira que proclamar una verdad. Cuando no entendemos el porqué de Dios dentro de lo que está permitiendo, podríamos llegar a pensar que sí, ese sentimiento es el todo o define absolutamente lo que estoy atravesando.
Pero ¿Qué tal si llegáramos a entender y descubrir que recuperar las piezas que en el camino se perdieron no es una señal de derrota?, ¿He de admitir que fallé? Asumir la responsabilidad de una mala decisión no es el fin. Debemos reconocer que en el camino se pierden cosas debido a la falta de revelación y conocimiento. Pero qué bueno es saber que la gracia de Dios nos alcanza y no nos permite permanecer en nuestro pasado y en ese error. En cambio, nos da acceso a lo que Dios siempre ha hablado para nuestras vidas y nos brinda una nueva oportunidad de “lo nuevo”.
Quiero que abandones el pensamiento de “con todo lo que he atravesado”, “¿Cómo podrá todo ser hecho nuevo?”Porque si no sencillamente seguirás limitando a Dios y desvalorizando lo que Él está haciendo en tu vida. 2 Corintios 5:17 nos dice: “Cuando estamos en Cristo Jesús, somos nueva criatura; lo viejo pasó y todo es hecho nuevo”. La versión Dios Habla Hoy brinda un mayor ejemplo de lo que me refiero: “Las cosas viejas pasaron, se convirtieron en algo nuevo.” Qué hermoso es el amor de nuestro Dios.
Imagina una lata de tu bebida preferida. Esa lata, cuando tomas el último sorbo de esa bebida, para la gran mayoría ya no sirve. Pero para alguien que se dedica a recuperar lo que aún tiene uso, solo ve la posibilidad de “algo nuevo”. Siempre y cuando el material esté, lo demás es tiempo, proceso y formación. Esto no está muy lejos de lo que dice en Corintios. Entonces, ¿Cuántas veces nos hemos descalificado del plan y propósito de Dios porque hay partes rotas o cicatrices?
Lo extraordinario del cuerpo es que siempre buscará cómo sanar lo que no está bien. Aunque eventualmente quede una cicatriz, no por eso pierde su función. Entonces, ¿Qué tal si te digo que Dios toma cada pieza “rota” y la une al plan mayor? Cada pieza es parte de todo lo nuevo que Él está haciendo. Así que cada vez que llegue el pensamiento del pasado de dolor, no olvides que eso ya pasó. Aunque hoy aún exista una cicatriz, el Padre lo utilizó para la nueva obra que está haciendo en ti. Algunos verán partes rotas, pero para tu Padre solo ve una nueva criatura en Cristo Jesús.
